Originalmente el título de este post iba a ser: cable de última hora, Dios me odia. Realmente me odia. Me odia porque me hace sentir cosas que no quisiera sentir en un momento dado. Bueno, realmente todo eso no era el título. Solo lo de Dios me odia. Me senté frente a la computadora y pense lo que iba a escribir. Como lo iba a escribir. Que iba a escribir. A tratar de buscar respuestas a mis preguntas. Un alivio al dolor que siento. Una ayuda, una respuesta, un desahogo más, porque tal como dije a un amigo, parezco tubería rota, regando todo por todas partes y aun así siento algo atrapado en mi interior.
Lo que hoy salió me hizo bien. Creo que fue lo mejor que pude hacer en un momento dado. Al menos no morí. O al menos eso creo. Jajaja poco probable. De estar muerto no sentiría. Nada. Nothing at all. Eso tal vez sea una buena señal.
El post anterior es parte de lo que sigue saliendo. El background que diría un amigo. No sé. Esa tendencia que tengo a ser dejado de lado. Y seguir ahí a pesar de ello. ¿por qué lo hago? Buena pregunta.
Tal vez no sea correcto que yo lo diga. Tal vez soy el menos indicado para escribir. Pero no sé. Es quizás un sentimiento más fuerte que el resentimiento y que la ira. Y que espero que siga vivo en mí. Una ética que me hace apartar ese rencor y quizás una lealtad que me obliga a ayudar a quién quiero y a veces a quién no. Insisto, tal vez no sea el indicado para escribir de esto, más esto es lo que pienso y siento. Es difícil, lo ha sido, pero así lo he hecho. Y creo que así seguiré siendo. Porque es algo de lo bueno que hay en mi. Esa lealtad, ese estar ahí para cuando sea necesario, cuando alguien me necesite, cuando yo pueda dar algo de mi ser, hacia los demás. De eso bueno que pienso, aun vive en mi interior. De esa parte de mi alma que esta ahí, que es parte de lo que deseo ser. De esa esencia puramente buena, puramente honesta que vive dentro de esta coraza de miedos.
Pero también necesito ocuparme de mí. Y no sé cómo. En estos difíciles días me estoy dando cuenta de que estoy menos solo de lo que pienso. Y es en esos momentos cuando pienso que tal vez Dios no me odie...al menos no tanto.
Porque ha pesar de que me ha vapuleado miserablemente estos días. Porque a pesar de que gritó ¿por qué? sin obtener respuestas.
Porque a pesar de todo eso, hoy, me quede menos solo. Hoy me tendieron la mano y me abrazaron, a pesar de estar a mil kilómetros o más de distancia. O a pesar de estar a cientos de metros, estar de noche y ocupados, pero también fui confortado.
Aun así pienso que Dios me odia. Solo que tal vez no tanto.
jueves, agosto 16, 2007
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