lunes, febrero 16, 2009

Lo intenté.

Así es, este pasado sábado 14 de febrero intenté realmente procurar que el día pasase como lo que era: un día común, tan común como cualquier otro. Caminando por la calle, riendo irónicamente al pasar por las florerías, mirando como las personas se apiñaban buscando un arreglo, un ramo, una flor; junto a las tiendas de regalos, mientras compradores buscaban una tarjeta, un muñeco, o uno de esos artículos llamados "detalles" cuya razón de existir es, al parecer, ser un desperdicio de dinero y recursos que acaba en algún estante acumulando polvo y estorbando, mientras camaleónicamente se funde con el entorno de nuestra habitación hasta pasar desapercibido. Si, orgullosamente caminaba esa tarde por las calles de mi ciudad (o pueblo) natal observando el movimiento a mi alrededor, sustraído en apariencia de la realidad anímica y temporal de los demás. Evidentemente, había logrado mi cometido, escapando del remolino consumista y mercadológico de estos dias. Pero sobre todo, de mi propio sentimiento, el cual, presionado por el exterior, era vulnerable. Incluso tenía expectativas positivas, ya desde que llegara a mi casa el día anterior, potenciadas por mi sesión de terapia de ese día (terapia en 14 de febrero... debiera ser el negocio de la época). En fin, despues de mi caminata y demás asuntos, mientras me encontraba ya en mi habitación, "planeando" de un modo u otro las horas que habrían de suceder inmediatamente, el peso de la realidad que prima desde hace tiempo en mi vida se hizo presente. La soledad. Y de ese modo en rabia y soledad habrían de transcurrir esas horas, mirando inútilmente los monitores de la computadora y el teléfono celular, levantándome, sentándome, abriendo y cerrando páginas y aplicaciones, deseando estar en cualquier otro lugar, o mejor dicho, deseando no estar y cuestionándome, tal como me cuestiono cada día los qués, los por qués, los comos... tratando de escapar cuando ya tarde y perdida la ilusión de una noche mejor, miraba la televisión, donde 70 y tantos canales no tienen nada que pueda llenar el vacío. ¿Qué queda? tratar de conciliar el sueño en una madrugada que no tenía, igual que el día que la precedió, nada de especial. Para comenzar con un amanecer que no ví, porque el embotamiento era grande, y la sensación...vuelve apenas llega la conciencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

mmmm....clasico....te falta alguien que te quiera.....y tu a ella....verdad???

Ules dijo...

Es la maldita conciencia que no lo deja a uno tranquilo :S