lunes, octubre 17, 2011

Vorágine.

No puedo recordar si antes había usado este título para alguna entrada y no tengo deseos de revisar en este preciso instante. A pesar de mi intención de llenar este escrito de tropos, metáforas, metonimia y cualquier maquillaje retórico que disimule mi palurdez literaria, se impone mi necesidad de expresión cruda y dura.

¿Vorágine? Vorágine. Voragine, vorágine, vorágine, vorágine, vorágine. Cuando dices mucho una palabra parece perder el sentido por momentos. Así quisiera poder repetir mis sentimientos, una y otra vez, para sumir su sentido en el ojo de esa vorágine, vorágine, vorágine.

Pero no me resulta posible, están atrapados, justo entre el gaznate y el plexo solar (donde quiera que estén ambas partes). Entre un chakra y otro chakra. Aturdiendo los cinco séntidos y fuera del alcance del sexto (y el séptimo).

Y aún así, a pesar de estar atrapado, siento una extraña sensación. Es mejor sentir esto a no sentir nada. Y mientras lo escribo me arrepiento. Y me arrepiento de arrepentirme. Y recuerdo que el arrepentimiento es inadecuado.

Finalizo.

No hay comentarios.: